EL MOVIMIENTO DE LAS MASAS EN UCRANIA


Extracto de La Revolución desconocida de Volin. Ed. Campo Abierto.


 

Si he dedicado casi setenta páginas al movimiento de Cronstadt, los acontecimientos de Ucrania requerirían cinco veces más espacio, por su envergadura, su duración y, sobre todo, su gran alcance revolucionario y moral. Cosa imposible.

Por otra parte, mi documentación sobre este movimiento no supera la de la excelente obra de Pedro Archinoff [1] Historia del movimiento makhnovista [2], siéndome imposible, en las presentes condiciones, completarla. Me parece impropio, pues, llenar páginas simplemente. para reproducir una documentación ya aparecida -aun habida cuenta del carácter muy especial y de la rareza bibliográfica de la obra.

Yo podría aportar a este estudio, cierto es, dos elementos muy apreciables: primero, algunos expuestos en los volúmenes II y III de las Memorias de Néstor Makhno, animador y guía militar del movimiento, únicamente editados en ruso, en 1936 y 1937; segundo, algunos episodios que he vivido por haber participado en el movimiento a fines de 1919 y 1920, por cerca de seis meses.

En lo concerniente a las Memorias de Makhno, la muerte de su autor, en 1935, en París, interrumpió su trabajo, cuyos tres volúmenes (el primero de ellos también editado en francés, mucho antes que los otros dos) sólo llegan a tratar el período 1917-18, justamente en los umbrales del movimiento, antes de los acontecimientos más típicos e importantes (1920;1921). y en cuanto a mis recuerdos personales, ellos serían particularmente útiles a condición de integrar un relato general y completo. Destacados del conjunto, ya no tienen el mismo interés.

Sin embargo, no es posible dejar de ocuparse del movimiento de masas en Ucrania, sobre todo si se estudia la Revolución rusa desde el ángulo que yo la encaro.

Este movimiento ha desempeñado en la Revolución un papel excepcionalmente importante, más aún que el de Cronstadt, en razón de su extensión, su persistencia, su carácter esencialmente popular, la claridad de su tendencia ideológica y, en fin, las tareas y obras que hubo de realizar.

Ahora bien: las obras sobre la Revolución rusa, de toda índole, guardan silencio sobre este movimiento o sólo hablan de él en pocas líneas y con propósito difamatorio.

En suma, la epopeya ucraniana permanece, hasta el presente, poco menos que desconocida, a pesar de ser, entre los elementos de la Revolución desconocida, el más notable por cierto.

Aun la nutrida obra de Archinoff (320 páginas en la edición castellana de la Editorial Argonauta, 1926) no es sino un resumen. El movimiento ucraniano, tratado como se merece, debiera ocupar varios volúmenes. Sólo los documentos, de gran valor histórico, a él relativos requerirían centenares de páginas. Archinoff no pudo reproducirlos sino en ínfima parte. Naturalmente, una obra de tal extensión incumbirá a los historiadores futuros, quienes dispondrán de todas las fuentes deseables. Con todo, este movimiento debe ser puesto a la luz lo mejor posible, desde ya.

Tales consideraciones contradictorias me han determinado finalmente a:

  1. Aconsejar la lectura de la obra fundamental de Pedro Archinoff.
  2. Aportar lo esencial del movimiento, aprovechando sobre todo la documentación de Archinoff.
  3. Completar la exposición con detalles extraídos de las obras de Néstor Makhno.
  4. Integrar el relato con episodios vividos, impresiones y apreciaciones personales.

Nociones geográficas e históricas.

Se designa con el nombre de Ucrania (o Pequeña Rusia) una vasta región de la Rusia meridional -al sudoeste del país, más exactamente-, cuya superficie es aproximadamente de 450.000 kilómetros cuadrados y de cerca de 30 millones de habitantes la población. Comprende las gobernaciones de Kiev, Tchernigov, Poltava, Kharkov, Ekaterinoslav, Kherson y Taurida, limítrofe esta última con Crimea, de la que está separada por el istmo de Perekop, el estrecho del mar de Azof y el mar Negro.

Sin entrar en una historia detallada de Ucrania, observemos brevemente ciertos rasgos característicos de la región, que es preciso conocer para la mejor comprensión de los acontecimientos en ella desarrollados en 1917-1921.

  1. Ucrania es una de las más ricas zonas agrícolas del mundo. Su fértil tierra negra rinde cosechas incomparables, por lo que antaño se la llamaba el granero de Europa. Fue, en efecto, muy importante proveedor de trigo y otros productos agrícolas a diversos países europeos. Además de cereales, Ucrania es óptima en legumbres, frutas, en fértiles llanuras y praderas y bosques, bien regada por numerosos cursos de agua, y hasta cuenta, en los confines de la región del Don, con hulla.
  2. A causa de sus excepcionales riquezas, y también de su situación geográfica, Ucrania ha sido en todo tiempo una presa particularmente codiciada por diversos países, vecinos y aun lejanos. Desde hace siglos, la población ucraniana, muy mezclada etnográficamente, pero muy unida en la firme voluntad de salvaguardar su libertad y su independencia, sostuvo guerras y luchas contra los turcos, los polacos, los alemanes y también contra su poderoso vecino inmediato: la Gran Rusia de los Zares. Finalmente hubo de integrar el inmenso imperio ruso, en parte por la conquista y en parte voluntariamente, por la imperiosa necesidad de estar protegida eficazmente contra los diversos competidores por un solo y poderoso vecino.
  3. La composición étnica de la población ucraniana, el contacto secular de la región -guerrero, comercial y de toda índole- con el mundo occidental, ciertos rasgos geográficos y topográficos y, en fin, ciertas particularidades del carácter, el temperamento y la mentalidad del pueblo, permitieron mantener bien marcada diferencia entre la situación de la Gran Rusia y la de Ucrania bajo el cetro de los zares.

Ciertas partes de Ucrania jamás se dejaron subyugar totalmente, como ocurrió en la Gran Rusia. Su población siempre mantuvo cierto espíritu de independencia, de resistencia, de fronda. Relativamente cultivado y fino, bastante individualista, emprendedor y no negado a la iniciativa, celoso de su independencia, guerrero por tradición, dispuesto a defenderse y habituado, desde siglos, a sentirse libre y soberano, el ucraniano, en general, no se había sometido jamás a la esclavitud total -no sólo corporal, sino también espiritual- que caracterizó el estado de la población de la Gran Rusia.

Nos referimos sobre todo a los habitantes de ciertas zonas de Ucrania, que hasta habían obtenido, tácitamente, una especie de habeas corpus y vivían en libertad, regiones casi inaccesibles para la fuerza armada de los zares. Particularmente en las islas del bajo Dnieper -en el famoso Zaporojie-, hombres apasionados de la libertad se organizaron, desde el siglo XIV, en campamentos exclusivamente masculinos y lucharon durante siglos contra las tentativas de sometimiento de diversos países, comprendida la Gran Rusia [2]. Pero finalmente también esta población guerrera debió someterse la Estado ruso. Mas las tradiciones de la volnitza (vida libre), perpetuadas en Ucrania, jamás pudieron ser ahogadas. Por mucho que se esforzaron los zares, desde Catalina II, para borrar del espíritu del pueblo ucraniano toda traza de estas tradiciones de la república zaporoga, esta remota herencia se conserva en él.

La servidumbre, despiadada en la Gran Rusia, asumía un carácter, por decirlo así, liberal en Ucrania, en razón de la constante resistencia de lps campesinos, que huían por millares de los señores demasiado brutales, se hacían a la vida montaraz, refugiándose en la volnitza.

Aun en la Gran Rusia, cuantos no querían seguir siendo siervos los deseosos de más libertad, de vida independiente, los que tenían cuentas pendientes con la justicia o querían eludir el cumplimiento de I.as sanciones de las leyes del imperio, huían hacia las estepas, los bosques y otras zonas poco accesibles de Ucrania, donde recomenzaban una vida nueva. Así fue Ucrania, por siglos, la tierra prometida de toda clase de fugitivos.

La proximidad de mares y puertos (Taganrog, Berdiansk, Kherson, Nicolaiew, Odesa) y la vecindad del Cáucaso y de Crimea, regiones alejadas de los centros y abundantes en refugios seguros, aumentaban aún más las posibilidades, para hombres enérgicos y emprendedores, de una vida libre, insumisa, en abierta ruptura con la sociedad reinante. Hombres de ésos son los que más tarde suministraron los cuadros de esos vagabundos (bossiaki) magistralmente pintados por Máximo Gorki.

Por todo ello, toda la atmósfera era en Ucrania muy diferente de la Gran Rusia.

Aún hoy, los campesinos de Ucrania conservan particular amor a la libertad, expresado en la resistencia tenaz de los campesinos contra todo poder que trate de dominarlos.

Situación peculiar de Ucrania ante la expansión bolchevique.

Puede ahora comprenderse por qué la dictadlllra y la terrible estatalización bolcheviques hallaron en Ucrania una oposición mucho más eficaz y prolongada que en la Gran Rusia. Actitud que favorecieron otros factores:

  1. Las fuerzas organizadas del Partido Comunista eran muy débiles en Ucrania en comparación con las de la Gran Rusia. La influencia de los bolcheviques sobre los campesinos siempre fue allí insignificante.
  2. Por éstas y otras razones, la Revolución de octubre se actuó en Ucrania más tarde, iniciándose en noviembre de 1917 y continuando aún en enero siguiente. La burguesía nacional local, los petliurovtsi, partidarios del demócrata Petlura, detentó al principio el poder en Ucrania, pararelamente al gobierno de Kerensky en la Gran Rusia. Los bolcheviques combatían ese poder más bien en el terreno militar que en el revolucionario.
  3. La impopularidad y la impotencia del Partido Comunista en Ucrania hicieron que la toma del poder por los soviets fuera en ella cosa distinta que en la Gran Rusia.

En Ucrania, los soviets eran mucho más exactamente reuniones de delegados obreros y campesinos. No estando dominados por un partido político (tampoco los mencheviques tenian influencia efectiva), estos soviets no disponían de medios para subordinar a las masas. y así los obreros en las fábricas y en las aldeas los campesinos se sentían una fuerza real.

En sus luchas revolucionarias no tuvieron el hábito de ceder a nadie su iniciativa, ni tener al lado a un tutor constante e inflexible, como lo fue el Partido Comunista en la Gran Rusia. De ello derivó, y arraigó sólidamente, una más amplia libertad de espíritu, de pensamiento y de acción, que. no podría dejar de manifestarse en los movimientos revolucionarios de masas.

La influencia de este conjunto de factores se hizo sentir desde el principio de los acontecimientos. Mientras que en la Gran Rusia la revolución fue estatalizada sin mayor trabajo e introducida rápidamente en el marco del Estado comunista, esta estatalización y esta dictadura chocaron con dificultades considerables en Ucrania, donde el aparato de la dominación bolchevique se instaló sobre todo por la violencia, militarmente. Un movimiento autónomo de masas, sobre todo campesinas, descuidadas del todo por los partidos políticos, se desarrollaba paralelamente al proceso de estatalización.

Este movimiento independiente de las masas laboriosas se anunciaba ya bajo la República democrática de Petlura, progresaba lentamente, buscando su camino. Se había hecho ostensible en los primeros días de la revolución de febrero, como movimiento espontáneo que procuraba, a tientas, derribar el sistema económico de esclavitud y crear un sistema nuevo, basado en la comunidad de los medios de trabajo y en el principio de la explotación de la tierra por los trabajadores mismos.

Con tales miras, en un punto y otro y otro, los obreros expulsaban de las fábricas a los propietarios y encomendaban la gestión de la producción a sus organismos de clase: los sindicatos nacientes, los comités de fábrica, etc.; los campesinos, por su parte, se apoderaban de las tierras de los terratenientes y los kulaks, cuyo usufructo reservaban para los labradores mismos, esbozando un nuevo tipo de economía agraria. Este movimiento se expandió y generalizó con extrema lentitud, más bien en forma espontánea y desordenada. Eran los primeros pasos, bastante torpes aún, de una futura actividad más vasta, más consciente y mejor organizada. El camino tanteado por las masas era el bueno, y así lo iban experimentando ellas.

 

Esta práctica de acción revolucionaria directa de los trabajadores y campesinos se desarrolló en Ucrania casi sin obstáculos durante todo el primer año de la Revolución, creando así una línea de conducta de las masas precisa y sana.

Cada vez que talo cual grupo político, posesionado del poder, intentaba romper tal línea de conducta revolucionaria de los trabajadores, éstos  comenzaban una oposición revolucionaria y entraban en lucha contra estas tentativas de una manera o de otra.

Así, el movimiento revolucionario de los trabajadores en pro de la independencia social, comenzado desde los primeros días de la Revolución, no se debilitó cualquiera fuese el poder establecido en Ucrania. No se extinguió tampoco bajo el bolchevismo que, después de la Revolución de octubre, se dedicó a introducir su sistema estatista autocrático.

Lo que había de particular en ese movimiento era: el deseo de alcanzar en la revolución los fines verdaderos de las clases laboriosas; la voluntad de conquistar la independencia completa del trabajo y, en fin, la desconfianza hacia los grupos no laboriosos de la sociedad.

A pesar de todos los sofismas del Partido Comunista tendentes a demostrar que él era el cerebro de la clase obrera, y su poder, el de los trabajadores, todo obrero y campesino que había conservado el espíritu o el instinto de clase se daba cada vez más y más cuenta de que realmente el Partido Comunista desviaba a los trabajadores de las ciudades y de los campos de su propia obra revolucionaria; que el poder los sometía a tutela; que el hecho mismo de la organización estatista era la usurpación de sus derechos a la independencia y a la líbre disposición de sí mismos.

La aspiración de independencia, de autonomía completa, se convirtió en el fondo del movimiento germinado en el seno profundo de las masas. Sus pensamientos estaban constantemente dirigidos hacia esa aspiración por una multitud de hechos y de vías. La acción estatista del Partido Comunista sofocaba despiadadamente esas aspiraciones. Pero fue precisamente ese modo de obrar de un partido presuntuoso, que no toleraba ninguna objeción, lo que iluminó del mejor modo a los trabajadores sobre ese orden de ideas y los impulsó a la resistencia.

Al principio el movimiento se limitó a ignorar el nuevo poder y a realizar actos espontáneos por los cuales los campesinos se apoderaban de las tierras y de los bienes agrarios. Buscó sus formas y sus derroteros 

(Pedro Archinoff, Historia del Movimiento makhnovista, cap. II).

La ocupación brutal de Ucrania, tras la paz de Brest-Litovsk, por las tropas austroalemanas, con todas sus terribles consecuencias para el pueblo laborioso, creó condiciones nuevas en el país y precipitó el desarrollo de este movimiento de masas.

Las terribles consecuencias de la paz de Brest-Litovsk para Ucrania.Surgimiento de la resistencia popular y del movimiento makhnovista.

En este punto me permito citar, casi enteramente, un capítulo de la obra de Pedro Archinoff. No sería posible hacer una exposición mejor de los acontecimientos que siguieron a la paz de Brest-Litovsk, la cláusula principal de cuyo tratado libraba a los alemanes el acceso a Ucrania, de donde los bolcheviques se retiraron. La exposición de Archinoff es rápida, directa, clara, sustancial, atrayente y absolutamente exacta en cuanto a los hechos. Cada detalle es importante para la mejor comprensión de cuanto sigue. Yo no encontraría nada que quitar ni nada que agregar. La gran mayoría de los lectores, seguramente, no han leído ni podrán procurarse el libro de Archinoff, por lo que se impone esta transcripción.
 

El tratado de Brest-Litovsk, concertado por los bolcheviques con el gobierno imperial alemán, abrió de par en par las puertas de Ucrania a los austroalemanes. Entraron como amos. No se limitaron a la acción militar, sino que se inmiscuyeron en la vida económica y política del país. Su objetivo era apropiarse de los víveres. Para llegar a ello de modo fácil y completo, restablecieron el poder de los nobles y de los señores agrarios derribados por el pueblo e instalaron el gobierno autócrata del hetman Skoropadsky.

En cuanto a las tropas austroalemanas que ocupaban Ucrania, eran sistemáticamente engañadas por sus oficiales sobre la Revolución rusa. Les representaban la situación en Rusia y en Ucrania como una orgía de fuerzas ciegas y salvajes que destruían el orden en el país y que aterrorizaban a la honesta población trabajadora. Por esos procedimientos se provocaba en los soldados hostilidad contra los campesinos y los obreros rebeldes, lo cual favorecía la acción -acción de simple bandolerismo, absolutamente repugnante- de los ejércitos austroalemanes.

El saqueo económico de Ucrania por los austroalemanes, con el asentimiento y la ayuda del gobierno de Skoropadsky, fue colosal y horrible. Se robaba, se cargaba con todo: trigo, ganado, aves de corral, materias primas, etc., todo en tales proporciones que los medios de transporte no bastaban.

Como si hubiesen caído sobre depósitos inmensos condenados al saqueo, los austríacos y los alemanes se apresuraban a llevar lo más posible, cargando un tren tras otro, centenares, millares de trenes y llevándoselo todo a sus países. Cuando los campesinos resistían a ese saqueo y trataban de no dejarse arrebatar el fruto de su trabajo, las represalias, la horca. el fusilamiento entraban en acción.

Además de la violencia de los invasores y el cínico bandolerismo militar, la ocupación de Ucrania por los anstroalemanes fue acompañada por una reacción feroz de parte de los propietarios agrarios. El régimen del hetman fue el aniquilamiento de todas las conquistas revolucionarias de los campesinos y de los obreros, una vuelta completa al pasado. Es, pues, natural que ese nueve ambiente haya acelerado la marcha del movimiento esbozado antes, bajo Petlura y bajo los bolcheviques. En todas partes, principalmente en las aldeas, comenzaron actos insurreccionales contra los señores agrarios y los austroalemanes. Fue entonces que cobró impulso el vasto movimiento revolucionario de los campesinos de Ucrania, designado más tarde con el nombre de insurrección revolucionaria. Se explica muy a menudo el origen de esa insurrección por el hecho de la ocupación austroalemana y el régimen del hetman exclusivamente. Esa explicación es insuficiente y por tanto inexacta. La insurrección tuvo sus raíces en todo el ambiente y en los fundamentos mismos de la Revolución rusa; fue una tentativa de los trabajadores para llevar la Revolución hacia un resultado integral -la verdadera emancipación y la supremacía del trabajo. La invasión austroalemana y la reacción agraria no hicieron, pues, sino acelerar el proceso.

El movimiento tomó rápidamente vastas proporciones. El campesinado se levantó en todas partes contra los señores agrarios, masacrándolos o expulsándolos, apoderándose de sus tierras y de sus bienes, sin olvidarse tampoco de los invasores. El hetman y las autoridades alemanas respondieron mediante represalias implacables. Los campesinos de las aldeas sublevadas fueron ahorcados y fusilados en masa, todo su haber incendiado. Centenares de aldeas sufrieron en corto lapso un castigo terrible de parte de la casta. militar y agraria. Esto sucedía en junio, julio y agosto de 1918.

Entonces los campesinos, perseverando en su revuelta. se organizaron en compañías de guerrilleros y recurrieron a la guerra de emboscadas. Como respondiendo a órdenes de organizaciones invisibles, surgieron casi simultáneamente en diferentes lugares multitud de destacamentos de guerrilleros que obraban mediante sorpresas militares contra los señores agrarios. contra sus guardas y sus representantes en el poder. Habitualmente esos destacamentos de 20, 50 hasta 100 jinetes bien armados, caían bruscamente por la parte opuesta donde se les suponía, sobre una propiedad o sobre la guardia nacional. masacraban a todos los enemigos de los campesinos y desaparecían tan rápidamente como se habían presentado. Todo agrario persecutor de los campesinos. todos sus fieles servidores, estaban señalados por los guerrilleros y eran amenazados a cada momento con ser suprimidos. Todo guardia, todo oficial alemán estaba condenado a muerte segura. Esos hechos, realizados cotidianamente en todos los rincones del país, cortaban en lo vivo la contrarrevolución agraria, poniéndola en peligro y preparando infaliblemente el triunfo de los campesinos.

Hay que observar que, a semejanza de las vastas insurrecciones espontáneas, sin preparación alguna, tales actos guerreros eran siempre dirigidos por ellos, sin el socorro ni la dirección de una organización política cualquiera. Sus medios de acción les pusieron en la necesidad de satisfacer ellos mismos las necesidades del movímiento, de dirigirlo y conducirlo a la victoria. Durante toda la lucha contra el hetman y los agrarios, en los momentos más penosos, los campesinos estuvieron solos frente a sus enemigos encarnizados, bien organizados y bien armados. Esto tuvo gran influencia sobre el carácter de toda la insurrección revolucionaria. Su rasgo fundamental -en todas partes donde se mantuvo hasta el fin como obra de clase, sin caer bajo la influencia de los partidos o de los elementos nacionalistas- fue no solamente el haber nacido de lo más profundo de.las masas campesinas, sino también la conciencia general que los campesinos demostraban, siendo ellos mismos guías y animadores del movimiento. Los destacamentos de guerrilleros, sobre todo, estaban imbuídos de esa idea. Estaban orgullosos y se sentían con fuerzas para cumplir su misión.

Las represalias salvajes de la contrarrevolución no detuvieron el movimiento: al contrario, lo ampliaron y lo extendieron. Los campesinos se asociaban más y más entre sí, impulsados por la marcha del movimiento hacia un plan general de acción revolucionaria. Ciertamente, los campesinos de toda Ucrania no se organizaron nunca en una sola fuerza que obrase con una sola dirección. No se podría hablar de tal unión sino cuanto al espíritu revolucionario. En la práctica, ellos se organizaron más bien localmente, por regiones; los pequeños destacamentos aislados de guerilleros se unificaban en fornlaciones conjuntas. Al hacerse las insurrecciortes más frecuentes y las represalias más feroces y organizadas, tales uniones devinieron urgente necesidad. En el Sur de Ucrania fue la región de Gulai-Pole la que tomó la iniciativa de esa unificación. No solamente se realizó ésta con el fin de la defensa, sino también y sobre todo en vista de una destrucción general y completa de la contrarrevolución agraria.

Este otro fin, más importanre y decisivo, como que comportaba la preparación orgánica y social de la libre experiencia de los rebeldes ucranianos, impuso al movimiento de unificación de las masas campesinas una tarea más vasta: la de englobar en el movimiento a elementos revolucionarios de otras regiones y forjar, de ser posible, con todos los campesinos revolucionarios una gran fuerza organizada, capaz de combatir toda reacción y defender victoriosamente el territorio del pueblo en revolución.

En esta obra de unificación y en el desenvolvimiento general de la insurrección en el sur de Ucrania le correspondió el papel más importante al. destacamento de guerrilleros guiado por un campesino de la región: Néstor Makhno. Por ello el movimiento es conocido con el nombre de makhnovista.
 

Desde los primeros días del movimiento -dice Pedro Archinoff- hasta su punto culminante, cuando los campesinos vencieron a los reaccionarios agrarios, Makhno tuvo un desempeño tal que hizo preponderante y capital su influencia, al extremo de que enteras regiones insurgentes y los más heroicos episodios de la lucha están ligados a su nombre.

Cuando, más tarde, la insurrección triunfó definitivamente de la reacción de Skoropadsky y sobrevino la amenaza de Denikin, Makhno se convirtió en el centro de unión de millares y millares de campesinos en la extensión de varios gobiernos (departamentos) en lucha contra él. Subrayemos que no se trataba sino de la región sur de Ucrania.

Porque no en todas sus partes conservó la insurrección su esencia revolucionaria y su fidelidad a los intereses de la clase trabajadora: mientras los insurrectos levantaban en el Sur de Ucrania la bandera negra del anarquismo y entraban en la vía antiautoritaria de organización libre de los trabajadores, las regiones del Oeste y del Noroeste cayeron, después de haber derrocado al hetman, bajo la influencia de elementos extraños, enemigos, principalmente demócratas nacionalistas petlurianos. Durante más de dos años, una parte de los guerrilleros del Oeste de Ucrania sirvió de apoyo a los petlurianos, que perseguían los intereses de la burguesía liberal bajo el estandarte nacionalista. Así los campesinos insurrectos de Kiev, de Volinia, de Podolia y de una parte de Poltava, aun teniendo origenes comunes con el resto de los insurrectos, no supieron encontrar en sí mismos la conciencia de sus tareas históricas ni sus fuerzas organizadoras, y cayeron bajo la férula de los enemigos del trabajo, convirtiéndose en instrumentos ciegos en sus manos.

La insurrección del Sur tomó otro aspecto y tuvo otro sentido. Se separó claramente de los elementos no trabajadores de la sociedad; se desembarazó rápida y resueltamente de los prejuicios nacionales, religiosos, políticos y otros del régimen de opresión y de esclavitud; se colocó en el terreno de las exigencias reales de la clase de los proletarios de las ciudades y de los campos y entabló una ruda guerra en nombre de esas exigencias contra los enemigos múltiples del trabajo.

El anarquista Néstor Makhno.

Hemos nombrado repetidamente a Néstor Makhno, campesino ucraniano de origen, que tuvo una actuación excepcional en la vasta insurrección campesina del sur de Ucrania, movimiento que toda la literatura sobre la Revolución rusa, salvo algunas ediciones libertarlas, pasa por alto o sólo trata en pocas líneas difamatorias. En cuanto a su animador y guía militar, Makhno, si se dignan alguna vez citarlo es únicamente para tacharlo de bandido, asesino, bribón, fautor de progroms contra los judíos, etc. Constante, obstinadamente, se le enloda, se le calumnia, se le abomina. En el mejor de los casos, autores sin escrúpulos, que no se preocupan de examinar y verificar los hechos y las fábulas, difunden leyendas absurdas y estupideces inefables [3] sobre la vida y la acción de este militante libertario.

Todos estos procedimientos son, ¡ay!, clásicos y corrientes. Ellos nos obligan a reproducir, brevemente, la auténtica biografía de Néstor Makhno y, por el momento, las etapas de su actividad hasta el derribamiento del hetman Skoropadsky.

Por lo demás, conviene conocer la personalidad de Makhno para la mejor comprensión de la secuela de los acontecimientos.
 

Makhno nació el 27 de octubre de 1889 y fue criado en la aldea de Gulái-Pole, distrito de Alexandrovsk, del gobierno de Ekaterinoslav. Eran sus padres campesinos pobres. Tenía diez meses de edad cuando murió su padre, quedando la viuda con cinco hijos menores. Desde los siete años, a causa de la extrema miseria de la familia, sirvió como pastor de vacas y ovejas en su aldea. A los ocho, ingresó en la escuela local, que frecuentaba en invierno, sirviendo siempre de pastor en el verano. A los doce, dejó escuela y hogar para colocarse. Trabajó como peón de granja en las propiedades de los agrarios y de los kulaks alemanes, cuyas colonias eran numerosas en Ucrania. En esa época, a los catorce o quince años, profesaba ya un fuerte odio contra los patrones explotadores y soñaba en la manera en que podría «ajustarles las cuentas un día», por sí y por los demás, si tuviese fuerzas para ello.

Hasta la edad de dieciséis años no tuvo ningún contacto con el mundo político. Sus concepciones revolucionarias y sociales se moldeaban en un círculo restringido de sus conciudadanos, campesinos y proletarios como él.

Las versiones de que era maestro y se había formado bajo la influencia de un anarquista intelectual son falsas, como muchas otras.
 
La revolución de 1905 le hizo salir de un golpe de ese pequeño circulo, lanzándolo en la corriente de los grandes acontecimientos y actos revolucionarios. Tenía entonces dieciséis años, estaba pleno de entusiasmo revolucionario y dispuesto a todo en la lucha por la liberación de los trabajadores. Después de conocer algunas organizaciones políticas, entró resueltamente en las filas de los anarquistas comunistas y desde ese momento se hizo un militante infatigable. Desplegó gran actividad y participó en actos de los más peligrosos de la lucha libertaria.

En 1908 cayó en poder de las autoridades zaristas que lo condenaron a la horca por asociación anarquista y participación en actos terroristas. En consideración a su juventud, la condena fue conmutada por la de trabajos forzados a perpetuidad. Purgó su pena en la prisión central de Moscú (Butyrki). A pesar de que la vida en prisión no tenia perspectivas para él y era extremadamente penosa, Makhno se esforzó sin embargo en aprovecharla para instruirse [4]. Dio prueba de una gran perseverancia. Aprendió la gramática rusa, estudió matemáticas, literatura, historia de la cultura y de la economía política. A decir verdad, la prisión fue la única escuela en que Makhno recibió los conocimientos históricos y políticos que le sirvieron tanto en su acción revolucionaria ulterior. La vida, los hechos, fue la otra escuela donde aprendió a conocer y comprender los hombres y los acontecimientos sociales.

Makhno, muy joven aún, comprometió en la prisión su salud. Obstinado, sin poder adaptarse al aplastamiento absoluto de la personalidad a que está sometido todo condenado a trabajos forzados, se resistió siempre a las autoridades omnipotentes y estaba continuamente en el calabozo, donde contrajo una afección pulmonar a causa del frio y de la humedad. Durante los nueve años de su reclusión permaneció sin cesar en lugares de castigo por «mala conducta», hasta que fue al fin libertado con los demás detenidos políticos por la insurrección del proletariado de Moscú, el 1 de marzo de 1917.

Volvió inmediatamente a Gulal-Pole, donde las masas campesinas le manifestaron una profunda simpatía. De todo el pueblo, era el único forzado político devuelto a su familia por la revolución. Se convírtió espontáneamente, por eso, en objeto de la estima y la confianza de los campesinos. No era ya entonces un joven inexperto, sino un militante consumado, con una poderosa voluntad y una idea determinada de la lucha social.

En Gulal-Pole se entregó de inmediato a la labor revolucionaria, tratando primero de organizar a los campesinos de su aldea y de los ¡J:-ededores. Fundó una unión profesional de los obreros agricolas, organizó una comuna libre y un soviet local de los campesinos. El problema que le agitaba era el de la concentración y organización de todo el campesinado de un modo bastante firme y sólido como para poder expulsar de una vez por todas a los señores agrarios, los amos y dirigentes políticos y de arreglar por sí mismo su vida. En ese sentido inspiró su trabajo organizador de los campesinos y no sólo como propagandista, sino también y sobre todo como militante práctico. Trató de asociar a los trabajadores revolucionariamente, sacando partido de los actos flagrantes de engaño, de injusticia y de opresión de que eran víctimas.

Durante el periodo del gobierno de Kerensky y en los días de octubre, fue presidente de la unión campesina regional, de la comisión agrícola, de la unión profesional de los obreros metalúrgicos y carpinteros y, en fin, presidente del soviet de los campesinos y obreros de Gulal-Pole.

Como tal reunió en el mes de agosto de 1917, a todos los propietarios agrarios de la región, les exigió los documentos sobre las tierras y bienes  muebles que poseían y procedió al inventario exacto de todo. Luego informó, primeramente en una sesión del soviet del distrito, después en el congreso de los soviets de la región. Propuso igualar los derechos de usufructo de la tierra de propietarios y kulaks con los de los campesinos. A consecuencia de su proposición, el congreso decretó que se dejaría a los propietarios y los kulaks una parte de la tierras (así como instrumentos de trabajo y ganado) igual a la de los campesinos labradores. Varios congresos de campesinos en las gobernaciones de Ekaterinovslav, de Taurida, de Poltava, de Kharkov y de otros lugares siguieron el ejemplo de la región de Gulal-Pole y decretaron la misma medida.

Durante esa época Makhno se convirtió, en su región, en el alma del movimiento de los campesinos que tomaban las tierras y los bienes de los agrarios, a quienes ejecutaban en caso de resistencia. Se hizo así de enemigos mortales entre los señores agrarios, los kulaks y los grupos burgueses locales.

Comienzos de la acción insurreccional de Makhno. Sus ideas, sus proyectos.

En el momento de la ocupación de Ucrania por los austroalemanes, Makhno fue encargado por un Comité revolucionario clandestino de la zona de crear batallones de campesinos y obreros para emprender la lucha contra los invasores y contra el poder.
 

Hizo lo que fue menester, pero se vio forzado a retroceder con sus guerrilleros hacia las ciudades de Taganrog, Rostof y Tzaritzin, combatiendo paso a paso. La burguesía local, reafirmada entonces por la llegada de los austroalemanes, puso su cabeza a precio y lo obligó a ocultarse por algún tiempo. En venganza, las autoridades militares ucranianas y alemanas quemaron la casa de su madre y fusilaron a su hermano Emelian, inválido de guerra.

En junio de 1918 Makhno fue a Moscú para aconsejar con algunos viejos militantes anarquistas sobre los métodos y las tendencias a seguir en el trabajo libertario entre los campesinos de Ucrania. Pero los anarquistas que encontró estaban entonces indecisos y pasivos [5]. No recibió, pues, ninguna indicación ni consejos satisfactorios.

Volvió a Ucrania, más firme aún en sus ideas y proyectos.

En su breve estancia en Moscú, Makhno se entrevistó con el viejo teórico del anarquismo Pedro Kropotkin y con Lenin, lo que relata detalladamente, sobre todo la conversación con el último, en sus Memorias. Dice en ellas haber estimado en mucho ciertos consejos de Kropotkin. La conversación con Lenin versó sobre estos tres puntos: la mentalidad de los campesinos ucranianos; las perspectivas inmediatas para Ucrania y la necesidad para los bolcheviques de crear un ejército regular; y el desacuerdo entre bolchevismo y anarquismo. Aunque no carente de cierto interés, la conversación fue demasiado breve y superficial para poder aportar algo realmente importante. No nos detendremos en ella, pues.

Señalemos aún que los bolcheviques de Moscú ayudaron en cierta medida a Makhno a tomar precaucioens para franquear la frontera de Ucrania y desplazarse con el menor riesgo posible.

Makhno consideraba al campesinado como una enorme fuerza histórica.
 

Desde hacía mucho tiempo, él maduraba -continúa Archinoff- la idea de organizar las grandes masas campesinas y hacer manar la energía revolucionaria acumulada en ellas desde siglos y precipitar su formidable potenciar sobre el actual régimen opresor. y juzó llegado el momento de la ejecución de su idea.
Emprendió, pues, el regreso a Ucrania, con intención de dirigirse a Gulal-Pole. Era en julio de 1918.
 
El viaje se realizó -refiere Archinoff- con muchas dificultades, clandestinamente, para no caer en las guerras; de las autoridades del hetman. Una vez estuvo apunto de perecer, pues fue arrestado por un destacamento austroalemán, estando bien provisto de literatura libertaria. Un conocido, rico judío de Gulal-Pole, lo salvó pagando por su liberación una suma considerable de dinero. Al continuar su viaje, los comunistas le propusieron escoger una región determinada de Ucrania para el trabajo revolucionario clandestino en la orientación de ellos. Ni que decir que hasta rehusó discutir esa proposición: la tarea que él se proponía no tenía nada de común con la de los bolcheviques.

He aquí, pues, a Makhno en Gulai-Pole, esta vez con la decisión irrevocable de perecer o de obtener la victoria de los campesinos; en todo caso, decidido a no abandonar la región. La noticia de su regreso se extendió rápidamente de aldea en aldea. Por su parte, en asambleas y por medio de la prensa y de volantes, no tardó en mostrarse francamente a las vastas masas campesinas, incitándolas a acciones decisivas contra el poder del hetman y de los propietarios, haciendo resaltar que los trabajadores tenían ahora su suerte en sus manos y no debían dejarla escapar. Su llamado vibrante y enérgico se propagó en algunas semanas por numerosas aldeas y distritos, preparando las masas para los grandes acontecimientos futuros.

Makhno se puso inmediatamente a la obra. Su primera preocupación fue la de formar una compañía revolucionaria militar suficientemente fuerte para garantizar la libertad de agitación y de propaganda en ciudades y aldeas y comenzar al par operaciolles de guerrilla. Esta compañía fue rápidamente organizada. Había en todas las aldeas elementos maravillosamente combativos, dispuestos a obrar. Sólo faltaba un buen organizador: éste fue Makhno.

La misión de su compañía era: a) un trabajo activo de propaganda y de organización entre los campesinos; b) la lucha implacable contra todos los enemigos. Como fundamento de esa lucha tenía por lema: « Todo agrario que persiga a los campesinos, todo agente de policía del hetman, todo oficial ruso o alemán, en tanto que enemigo mortal e implacable de los campesinos, no hallará piedad alguna y será suprimido». Además, según los principios de los insurrectos, debía ser ejecutado todo el que participase en la opresión de los campesinos pobres y de los obreros, en la supresión de sus derechos o en la usurpación de su trabajo.

En dos o tres semanas, ese destacamento era ya objeto de terror, no sólo para la burguesía local, sino también para las autoridades austroalemanas. El campo de acción militar y revolucionaria de Makhno era considerable; se extendía desde la estación de Lozovala a Berdiansk, Mariupol y Taganrog y desde Lugansk y la estación de Grichino hasta Ekaterinoslav, Alexandrovsk y Melitopol. La rapidez de los movimientos era la particularidad de la táctica de Makhno. Gracias a ella y a la extensión de la región, aparecía siempre de improviso en el lugar en que menos se le esperaba.

En poco tiempo envolvió en un círculo de hierro y de fuego toda la región en que se atrincheraba la burguesía local. Todos los que durante los dos o tres meses de la heimanchina lograron afirmarse en sus viejos nidos señoriales, todos los que se embriagaron en la sumisión de los campesinos, saqueando sus tierras y gozando de los frutos de su trabajo, todos los que reinaban como amos sobre ellos, se encontraron repentinamente bajo la mano implacable e inexorable de Makhno y de sus guerrilleros. Rápidos Como el huracán, intrépidos, inaccesibles a la piedad ante los enemigos, caían Como el rayo en tal o cual propiedad, masacraban a todos los adversarios declarados de los campesinos y desaparecían tan rápidos como habían llegado. Y al día siguiente Makhno hacía lo mismo a cien kilómetros de distancia: aparecía súbitamente en alguna población, masacraba a la guardia nacional (la varta), los oficiales, los señores agrarios y se eclipsaba antes de que las tropas alemanas, apostadas muy cerca, tuviesen tiempo de comprender lo que ocurria. Al día siguiente estaba a cien kilómetros de allí y caía sobre un destacamento expedicionario enviado para reprimir a los campesinos o bien ahorcaba algunos guardias nacionales.

La guardia nacional se alarmó. Las autoridades austroalemanas también. Fueron enviados varios batallones para aplastar a Makhno y apoderarse de él. En vano. Excelentes jinetes desde la infancia, teniendo en el camino caballos de repuesto a voluntad, Makhno y sus partidarios eran absolutamente inasibles; hacían en veinticuatro horas marchas imposibles para las tropas de caballeria regulares. Muchas veces, Como para burlarse de sus enemigos, Makhno aparecía en el centro mismo de Gulai-Pole o en Pologui, donde había siempre numerosas tropas austroalemanas, o bien en algún otro lugar de concentración de tropas, matando los oficales que caían bajo su mano y desapareciendo sano y salvo sin dejar el menor rastro de su derrotero. O bien en el momento preciso en que se seguía su pista reciente, aprestándose a rodearlo y prenderlo en una aldea señalada por alguien, él, vestido con el uniforme de la guardia nacional, se mezclaba, con un pequeño número de sus guerrilleros, en el núcleo enemigo, se informaba de sus planes y disposiciones, se ponía después en marcha en persecución de Makhno, con un destacamento de la guardia, al que exterminaba luego.

La población campesina toda prestaba su concurso eficaz y hábil a la gente de Makhno, que tenía la certeza de encontrar refugio seguro, víveres, caballos y hasta armas. Los campesinos solían ocultar a los revolucionarios en sus viviendas con riesgo de sus vidas. Muchas veces, los habitantes de un pueblo dirigían a la guardia nacional y a las tropas perseguidoras de Makhno sobre una ruta falsa, mientras éste y sus jinetes se hallaban en el mismo pueblo o en lugar opuesto al indicado.

Muchas aldeas eran castigadas despiadadamente por su actitud a favor de los insurrectos; todos los hombres eran atrozmente golpeados a baquetazos y los sospechosos fusilados en el acto. Se quemaban aldeas enteras por venganza. Pero ninguna violencia era capaz de dominar la resistencia tenaz de la población trabajadora contra los invasores y sus protegidos: propietarios y contrarrevolucionarios.

En lo que concierne a las tropas austroalemanas y magiares, los guerrilleros se mantenían en la regla de acción siguiente: matar a los oficiales y dar libertad a los soldados prisioneros. A éstos se les proponía volver a sus países, relatar lo que hacían los campesinos ucranianos y trabajar por la Revolución social. Se les proveía de literatura libertaria y algunas veces de dinero. No se ejecutaba más que a los soldados reconocidos culpables de actos de violencia hacia los campesinos. Tal modo de tratar a los prisioneros ejerció sobre ellos cierta influencia revolucionaria.

En este primer período de su actividad, Makhno fue el organizador y guía de los campesinos y el temible justiciero del pueblo oprimido. Cientos de señores agrarios emboscados, miles de opresores y beligerantes fueron destrozados. Su actitud resuelta, la rapidez de sus golpes certeros y la imposibilidad de capturarlo muerto o vivo, hicieron su nombre célebre y ante él temblaban de odio y terror los burgueses y las autoridades, mientras que entre el pueblo trabajador despertaba sentimientos de profunda satisfacción, de altivez y de esperanza. Pronto fue Makhno una figura legendaria. Había en su carácter y en su conducta extraordinaria audacia, firme voluntad, perspicacia vigilante y, en fin, un humor simpático. Todas estas cualidades se imponían al pueblo. Mas no era todo esto, con ser mucho, lo fundamental en la personalidad de Makhno. Su temperamento combativo, sus empresas insurreccionales no fueron sino las manifestaciones primeras de su enorme talento organizador y defensivo, que más tarde se reveló en toda su capacidad.

Multiplicaba las reuniones públicas en todas partes, escribía informes sobre las labores inmediatas, sobre la Revolución social y sobre la vida en comunidad libre e independiente de los trabajadores como fin supremo. Redactaba continuamente manifiestos al pueblo, a los soldados invasores y a los cosacos del Don y del Kuban.

Así hablaba Makhno a las grandes masas campesinas:

«¡Vencer o morir! Este es el dilema del momento histórico para los campesinos y obreros de Ucrania. Mas nosotros no podemos morir todos porque somos ini1umerables. ¡Nosotros somos la humanidad! ¡Por eso triunfaremos! Y no venceremos para repetir el terror de los pasados años: el de remitir nuestra suerte a nuevos amos. Venceremos para tomar nuestros destinos en propias manos y disponer nuestra vida conforme a nuestra voluntad y nuestra verdad.»

 

Notas

1 Archinoff, libertario ruso, miembro de la Federación de Moscú, participó en el movimiento de Ucrania en casi toda su duración.
2 Historia del movimiento makhnovista, P. Archinoff. Tusquets Editor. Colección Acracia, número 2. Barcelona, 1975.
2 Uno de los más grandes escritores rusos, Nicolás Gogol (18W-1852); pintó admirablemente la vida y las costumbres del Zaporojie en su magnífica obra Tarass Bulba.
3 Ver, por ejemplo, ciertas obras de Joseph Kessel.
4 En la prisión, Makhno conoció a Archinoff, condenado como él a trabajos forzados por anarquista. Archinoff, mucho más instruido, le ayudó en sus estudios.
5 Era en los días subsiguientes de la brutal represión de abril (V. libro I, cap. II). En su conversación con Makhno, Lenin hizo una breve alusión a esos hechos, pretendiendo que los anarquistas de Moscú «amparaban a bandidos por doquiera». Makhno le preguntó si tenía pruebas de ello, y tras una respuesta evasiva de Lenin, que invoco la competencia de la Tcheka, la conversación fue cortada por la intervención de un bolchevique sobre otro tema. Nada salió, pues, en claro.

 


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